Carl Rogers y la psicología humanista


Carl Rogers nació el 8 de enero de 1902 en Oak Park, Illinois, un suburbio de Chicago, siendo el cuarto de seis hijos. Su padre fue un exitoso ingeniero civil y su madre ama de casa y devota cristiana. Su educación comenzó directamente en segundo grado, ya que sabía leer incluso antes de entrar en parvulario.




La propia vida de Carl Rogers refleja uno de los principios más conocidos de su teoría: la actualización y ese esfuerzo continuo por realizarnos, por encontrar poco a poco aquello que nos define en una búsqueda continua por alcanzar nuestras metas


Él mismo, y por curioso que parezca, empezó orientando su carrera hacia un ámbito muy distinto al de la psicología: la ciencia agraria.



Cuando Carl tenía 12 años, su familia se trasladó a 30 millas al oeste de Chicago, y sería aquí donde pasaría su adolescencia. Con una estricta educación y muchos deberes, Carl sería más bien solitario, independiente y auto-disciplinado. 


Fue a la Universidad de Wisconsin a estudiar agricultura. Más tarde, se cambiaría a religión para ser religioso


Carl Ransom Rogers es uno de los psicólogos más influyentes de la historia, siendo uno de los fundadores tanto del enfoque humanista psicológico – junto a Abraham Maslow –como de la psicoterapia de investigación.


Al igual que los grandes psicólogos de la historia, Carl Rogers también dejó impresos en sus libros tanto sus estudios como pensamientos y principales teorías.



La psicología humanista es la corriente psicológicanacida en Estados Unidos, de un movimiento cultural de los años 1960, que incluye planteos en diversas áreas culturales.

La psicología humanista de Carl Rogers causó tanta admiración que se la definió en su momento como la revolución silenciosa. Rogers trajo el optimismo más vital a la psicoterapia para convencernos de que todos merecemos convertirnos en el tipo de persona que soñamos. Nos habló de las relaciones auténticas y de la necesidad de “florecer” en nuestro máximo potencial como seres humanos.


la psicología humanista nos habló de pronto de la libertad del ser humano. Enfatizó nuestra capacidad para avanzar y crear un mundo mejor, nos animó a ser responsables de nosotros, a abrirnos a la experiencia a través de una terapia no directiva con la que favorecer el autoconocimiento.













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